Jennifer López, chica dinámica y artista polifacética, se unía al flaco salsero de Puerto Rico que con su voz y su carisma ha conquistado a todos los seguidores de este género musical, no sólo del Caribe, sino de toda América. El, enamorado, se mostraba así en todos los escenarios que compartió con ella en interpretación de ese gran éxito “Escapémonos”. Ella, por igual, también dio a entender al mundo que por fín había encontrado su “Príncipe Azul”, después de haber besado varios sapos. Pero, era igual, era una pareja más de este planeta tierra, del mundo del espectáculo, de artistas, de humanos. No debe extrañarse nadie por esta separación que se anuncia hoy a través de infinitos medios de comunicación. Era una pareja normal: hombre- mujer. Esta unión no fue de estraterrestres ni de fenómeno alguno de la galaxia. No, hombre- mujer, casados ó unidos voluntariamente no importa, cuando se decide una separación el caso es lo mismo. Alguna vez todos nos casamos ó nos unimos a otra persona con la convicción de “hasta que la muerte nos separe”, pero nos olvidamos que muchas veces antes de partir de este mundo existen cientos de obstáculos y cosas que nos pueden separar y alejar uno del otro. Cada hombre y cada mujer, sin importar estar unidos o no a otra persona, estamos expuestos cada día a una descarga de lujuria, bondades, insinuaciones y maquinaciones que es dificil resistir y por consiguiente nos llevan a la infidelidad. Pero más aún, el cansancio y el stress de la cotidianidad, y más aún, el egoismo que nos mueve a probar aquello que vemos a nuestro alcance y que se nos facilita tocar y tomar, pues no llevan letrero alguno que lo presente como prohibido. Pero más bien, está la decisión, el deseo de separación con miles de excusas cuando en realidad lo que se avecina es la falta de amor, respeto y confianza. Cuando estas cosas fallan y se van, no hay voluntad para estar junto pese a todos los juramentos hechos ni ante Dios ni ante los hombres. No quiero decir aquí que ha sido la infidelidad la causa de esta separación, no sé si ha sido así, ni mucho menos me importa, lo que quiero dejar claro es que me ha movido la extrañeza expresada por doquier por esta separación, tras siete años de matrimonio. Las cosas de dos vidas se mantienen mientras ellos lo decidan, si uno no está de acuerdo entonces ya no es pareja, ni son dos, sino uno en soledad y otro en el dolor.
sábado, 16 de julio de 2011
Un divorcio más de dos que quisieron estar juntos y hoy se separan
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