viernes, 7 de diciembre de 2012

Toda la RD ora por tí Francina, te queremos

Fue en noviembre, un noviembre lluvioso, con Sandy por tormenta. Fue un noviembre de violencia, como otros tantos meses del calendario dominicano desde la última década. Dicen las estadísticas que los feminicidios disminuyeron en comparación a igual período del pasado año, pero qué importa, fue noviembre, un noviembre de luto y dolor en muchas familias de nuestro país. Son largos los días, pero fue en noviembre en que los dominicanos tuvimos una oportunidad nueva de demostrar nuestra solidaridad, nuestra fe y nuestra hermandad, y de qué manera. Somos un solo país, aún los casos de alegría y de tragedias se presenten en capas sociales diferentes, como es el de Francina Hungría, una ingeniera civil que nos ha unido a todos en un grito de esperanza y a la vez de desesperación. Todos oramos por ella, todos sufrimos su dolor, todos estamos con ella, y nos sensibilizamos con sus palabras de agradecimiento por el gesto de todo un pueblo. Qué grandeza la de esta joven que una tarde-noche de noviembre, al salir de supervisar una obra, como parte de su trabajo, fue víctima de unos malos dominicanos que han creído que pueden vivir llevando a otros a morir. Los malvados sujetos  huían de la escena en que habían cometido un atraco a una señora que salía de un banco, y por querer esfumarse rápido de allí, agredieron a Francina para despojarla de su vehículo en momentos en que ella concluía su labor y regresaba a casa a descansar de la faena diaria. Tras recibir un disparo en la cara y perder su ojo derecho, las noticias llegaron a todos los rincones del país, por televisión, radio, redes sociales, diarios, y de boca en boca, al amanecer las oraciones no se hicieron esperar, primero pedimos al Todopoderoso que salvara su vida, y después cuando las informaciones fueron un tanto alentadora de que viviría y que había perdido su ojo derecho con la posibilidad de que igual suerte corriera el izquierdo, nos conmovió más, y luego, al pasar los días, ella pedía orar para que el Señor  le mantenga la visión en su ojo izquierdo "porque así puedo trabajar".
Cuánta desesperación, cuánta impotencia, cuánta pena, ella, pedía que le acompañásemos en su fe que no perdió nunca ni ante los diagnósticos negativos que recibió en el país y en los primeros exámenes realizados en un hospital de Miami, Estados Unidos.
"Sigan orando!, fueron sus palabras antes de que la subieran al avión ambulancia, "no dejen de orar", qué ejemplo de fe nos ha dado. Y ayer, después de que el célebre oftalmólogo dominicano, Salomón Melgen, radicado en esa ciudad norteamericana, le hiciera algunas pruebas y extrajera sangre acumulada en su ojo izquierdo, el milagro divino, fruto de las oraciones, no se hizo esperar: “Ay Dios mío, acabo de ver luz”, ha dicho Francina con alegría,
Con esta noticia, todos estamos alegres en la República Dominicana, por momentos nos hemos olvidado de nuestros problemas y de los problemas comunes que nos afectan. El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres, como dice el salmista. Es la esperanza de que Francina vuelva a ver, tras el disparo que casi la deja inmóvil sin ninguna posibilidad de vida. El Señor ha usado a Francina para demostrarnos que si oramos, si tenemos fe, podemos mover montañas y lograr todo cuanto anhelamos y ganar la gloria eterna.

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