Quién, pero quién pudiera destrozar su Altar. Quién, pero
quién pudiera profanar su templo. Alguien lo hizo. Alguien que se dejó
poseer del maligno lo hizo. Entró como ladrón y sin pensar, sin detenerse a imaginar
de qué se trataba, de quién se trataba, irrumpió solo con la vana idea de
destruir su imagen que cada año recibe cerca de 2 millones de visitas, entre
peregrinos y turistas. Un joven dijo haber recibido órdenes para hacer lo que
hizo. Su padre pide perdón, su madre implora para que no le hagan mal. La
Iglesia Católica le perdona y se lo deja a la justicia. Pero, y el pueblo dominicano?,
qué dice el pueblo devoto, el pueblo de fe, el pueblo que la venera, el pueblo
que ha recibido su protección divina por medio de intersección ante su hijo
Jesucristo durante siglos. El pueblo que le canta, el pueblo que le sigue, el pueblo le ama. Qué dice el pueblo ante el hecho el hecho sobre quién descargó
toda su frustración, sus miserias, iras y desventuras sobre ella. El pueblo
sólo dice: ¡Oh María, bendita seas entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre Jesús!.
jueves, 11 de octubre de 2012
Virgen de La Altagracia
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario