lunes, 24 de agosto de 2009

Es difícil aceptar que el Rey del Pop se ha ido

Estabas bailando, sonriente, sí, muy sonriente, y eras tú, el rey, el más grande, el único que ha bailado y cantado como ángel. ¡oh Michael!, eras tú. Estabas vestido de blanco y tus hermanos te acompañaban y también vestían de blanco; pero aún no entiendo qué diablos buscaba yo ahí. Y te miraba, te miraba bailar, sonriente, y de pronto, oí que una voz de mujer dijo en inglés: “Michael writer”, entonces de pronto dije en español: “Michael escribe”, no sé cómo volteé el rostro y vi a una de tus hermanas, no sé si a La Toya o Janet, pero fue una de ellas que de inmediato me hizo la seña del silencio, o sea, no lo digas.

En esta primera escena eras mucho más joven, te veía como cuando grabaste el video de Thriller, y tus hermanos eran como niños. ¡Qué extraño!, pensé. Además, tenías el color de piel de esa época y el pelo y el rostro, todo era igual.

Y tras pasar esta escena, me vi junto a ti en tu rancho de Neverland, y me mostraste tu rincón favorito ubicado al lado de un lago de un azul intenso y profundo, y al otro lado, unos asientos tan cómodos que parecían ser de plumas de ganso y ahí estábamos sentados, ¡Oh Michael!

Y los árboles, los árboles lucían un verde especial, un verde que solo exhiben los árboles bien cuidados, y entre ellos tú jugabas, caminabas entre ellos y eras feliz, feliz, feliz. Y así desperté.

Al despertar me convencí de que todo fue sueño, y pienso que quizás en otras ocasiones volveré a soñar contigo, siento que es difícil creer que un rey se marche, más si ese rey ha sido de la música, del baile de la coreografía sincronizada y perfecta. Más si ese rey es casi de nuestra generación, más si hemos estado atentos a todo lo que le ocurrió en vida y los momentos que rodearon su muerte, de las infamias y mentiras de que fue objeto, más si ha sido querido e idolatrado, más si fue Michael Jackson.

Al ver el video donde te preparabas para volver a tu público, en el que lucías tan emocionado, con tanta vitalidad y dispuesto a demostrar que seguías siendo el Rey del Pop, creo que Dios pensó que esos 50 conciertos programados para tu regreso se los dedicara a él, al igual que otros tantos que montarás allí para deleitar a todos los que ahora están contigo en el cielo. Adiós Michael.

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