Con tantos dimes y diretes sobre lo que acontece con y alrededor de la haitiana Sonia Pierre, escritores, legalistas, funcionarios gubernamentales, diputados y gente común del pueblo dominicano la han puesto en el tapete, o mejor dicho, le han dado vigencia a un asunto que se renueva cada vez que ella junto a malos dominicanos les interesa llevarlo a la opinión pública: la problemática haitiana.
Vigencia es el término más apropiado en esta nueva historia sobre el acta de nacimiento y la nacionalidad de la señora Pierre por error institucional.
Sonia Pierre cree que con sus denuncias de supuestos maltratos y de violaciones de derechos humanos a sus compatriotas de sangre, que no son más que inmigrantes ilegales, podrá lograr su objetivo para el cual es utilizada como carnada por las grandes potencias mundiales, es mejor que desde ahora se dedique a otro asunto.
Pero si esa forma de ganarse la vida, tan peculiar, le ha dado tantos resultados como recibir reconocimientos de la fundación Kennedy y de tener puertas abiertas con los dos o tres maniquies que dicen representar o ser Amnistía Internacional, pues que siga así, nunca me he opuesto a que alguien se gane la vida del modo que le parezca, por lo que siempre he abogado es que sea con honestidad, no con hipocresía o por complacencia de intereses ajenos
En éstos días observo con ojos abiertos muchas de las cosas que se han escrito sobre su acta de nacimiento y su "nacionalidad dominicana".
El asunto de si la Pierre es dominicana o no, no debe perturbar a los dominicanos de verdad, mejor dicho, a los verdaderos dominicanos.
Si merece o no la nacionalidad dominicana es ahora un pasatiempo para algunos, tanto de aquí como de allá y de parallá y dequellá.
El asunto no está claro, pero si no lo está, tampoco debe ser motivo de discusión. Tiene el acta y la tiene desde hace más de 43 años, grave error institucional del Estado dominicano.
Esta mujer nació por casualidad en territorio dominicano. Sus padres son haitianos y por tanto su sangre es haitiana.
Es evidente que sus intereses siempre estarán de lado de los haitianos. Pero lo que no alcanzo a entender es por qué el afán de la Pierre de tener la nacionalidad dominicana. Sus rasgos la delatan de antemano.
Creo que todo el engranaje del tema debe hacer sentir orgullosos a todos los dominicanos de verdad. El orgullo debemos exhibirlo porque cada día el panorama se despeja. Aunque la Pierre haya nacido en territorio dominicano, por sus venas circula sangre haitiana, y ahora se puede claramente recrear el dicho aquel: "la sangre pesa más que el agua".
El orgullo de la dominicanidad debemos expresarlo los buenos y verdaderos dominicanos ahora mucho más fuerte con el caso de la Pierre, ya que los aprestos de modificación a la Constitución quedará totalmete despejado en lo que respecta a la nacionalidad de los hijos de ilegales o personas en tránsito en territorio nacional.
Aunque la Pierre haya nacido en nuestra hermosa Patria dominicana, ella no se siente dominicana, y lo ha demostrado en las mas de mil denuncias que ha hecho ante ribombantes y camuflageados organismos internacionales que actúan de acuerdo a intereses particulares en momentos particulares y con personas particulares.
La nacionalidad de una persona no la determina su lugar de nacimiento sino el sentimiento, su inclinación, su sangre, sus acciones de orgullo patrio, cosa que en ningún momento ésta señora ha demostrado a favor de la Repùblica Dominicana.
miércoles, 4 de abril de 2007
A propósito de la Pierre
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