Los políticos dominicanos se
reinventan. Buscan cualquier forma
para mantenerse en portadas
ó en el centro de las noticias en los diferentes
medios de comunicación y en la vida del pueblo sencillo y humilde. Realizan múltiples actividades en las que
dejan plasmado el clientelismo reinante en el sistema partidario con el que cada
organización mantiene asegurada su
matrícula de simpatizantes y seguidores.
Sin embargo, hacer política
procurando el reencuentro de los dirigentes idos, y no a destiempo, es una
forma particular y diferente con el que el diputado por la Circunscripción 3,
Ito Bisonó, ha emprendido una cruzada para atraer nuevamente al Gallo Colorao a
aquellos que una vez marcharon y siguieron “a paso de vencedores” al fenecido líder Joaquín Balaguer.
La labor que realiza el
legislador, junto a los demás miembros
de la Comisión de Reencuentro, siguiendo las directrices de la organización, es
digna de imitar a lo interno en otros partidos políticos del patio.
Reencontrarse con quienes vivieron la gloria y ostentaron el poder político a
lo largo de los 22 años de gobiernos balagueristas y convencerlos a volver y
reintegrarse a los trabajos de organización y reestructuración, no es tarea fácil.
Buscar y convencer a gente en el
seno mismo de sus moradas donde son visitados para que regresen a la
organización política por la que simpatizaron y lucharon para que su líder
encabezara sus distintos gobiernos, no es tarea fácil, repito, es tremenda cruzada para los miembros de la
referida Comisión y la organización en sí.
Después de la firma de aquel
Pacto Patriótico por medio del cual los ex presidentes Joaquín Balaguer y Juan
Bosch le cerraron el paso al también fenecido José Francisco Peña Gómez, para
dejar en manos del doctor Leonel
Fernández los destinos de la República Dominicana, ha sido un largo trajinar,
ha sido largo el camino, aunque quiero negarme a plasmar aquí que la tarea
encaminada será tiempo perdido.
Cuando en aquel primer gobierno
de Fernández, 1996-2000, los reformistas colocaron el mote de “come solos” a los
peledeistas, fue el principio del fin del partido fundado por Balaguer. La
división interna se veía venir. Un alto
número de dirigentes se acomodó en el aún débil Partido de la Liberación Dominicana
de entonces, mientras otros allanaron su camino al lado de Hipólito Mejía y el
Partido Revolucionario Dominicano de entonces, en el gobierno del 2000 al 2004.
Luego vinieron las elecciones y
el triunfo del PLD en el 2004, Leonel Fernández quiso cambiar la manera como le
habían tildado los reformistas y colocó en relevantes posiciones a dirigentes
del Gallo Colorao. Otros, siguieron a la sombra de Mejía y se mantenían merodeando
a ver dónde hacían más gracia.
Siguieron las elecciones y en las
próximas del 2008 el PRSC obtuvo un pírrico porcentaje electoral que amenazó
con la desintegración total de la organización política, amén de las
expulsiones de altos dirigentes y colaboradores que habían tomado sus maletas y
migrado a los otros partidos ya mayoritarios, alimentados, precisamente, con
gente de la base que para entonces se encontraba huérfana y encontró hogar
tanto en el PLD como en el PRD.
El tiempo ha pasado, y ha pesado.
Los reformistas han perdido espacio, pese a que en el proceso electoral del
pasado año, a duras penas, recobraron un poco más del 5% del favor del electorado
para seguir sobreviviendo y ser reconocido como “mayoritario” y organización de
masas que, en innumerables ocasiones, hizo rebosar de dirigentes y simpatizantes
las extinguidas rotondas de las principales avenidas de la ciudad de Santo
Domingo de los años 80 y principios de los 90 en las diferentes campañas
electorales.
El porcentaje obtenido por el
reformismo que preside el canciller y ex vicepresidente de la República, Carlos
Morales Troncoso, en el proceso electoral del 2012, ha hecho despertar a los
correligionarios de Balaguer, y ha sido bueno, aunque el sueño le durase cerca de dos décadas, siempre es bueno
despertar, por lo menos para saberse vivo.
Y es lo que está haciendo el
diputado de Cristo Rey, La Agustina, El Caliche, La Agustinita y demás sectores
que conforman la Circunscripción 3 del Distrito Nacional. Es bueno despertar, aunque el retardo amerite
de cruzadas de reencuentros como las que lleva a cabo Bisonó y los demás
miembros de tal Comisión.
Las tasas de café y los vasos de
agua y refrescos con los que son recibidos en cada rincón del país,
serán siempre revitalizadores, y yo lo aplaudo. Lo que estaría por verse, pero será agenda
del proceso electoral del 2016 cuya
fecha de inicio es de dos años antes, o sea, al doblar la esquina, es que haya rendido
los frutos esperados.
En tanto, estaré atenta a esperar
los resultados de tan encomiables visitas que esta mortal prefiere llamar cruzadas
que, repito, son dignas de apreciar e
imitar. Lo lamentable sería que nueva vez los reformistas endosen tamaño
esfuerzo y vitalidad a un candidato o candidata que se presente al proceso
fuera de sus entrañas.
Es de lo que tienen que cuidarse
Bisonó, los integrantes de la Comisión de Reencuentro y los altos dirigentes
del Partido Reformista, que esta oportunidad maravillosa que pretenden tener de
ir solos en el proceso electoral que se avecina, con un PRD inexistente y un
PLD con un candidato aún indefinido por las tantas aspiraciones presidenciales
que ostenta la organización fundada por el profesor Juan Bosch, se les escape de las
manos.
El seno del Congreso Joaquín
Balaguer a celebrarse el próximo mes de octubre debe dejar claro y preciso que
los reformistas no están “pelando chinas
para que otro chupe”.
ilo C d n o ` ó claro a los de la ONU y por ende a los haitianos que la
República Dominicana impondrá sus reglas de juego y que los tiempos de
chantajes y de procurar amigos que les ayuden en sus aspiraciones de destruir
la dominicanidad ha quedado en el pasado. La sociedad dominicana ha visto con el pasar de los años como esta problemática se ha convertido en parte de su cotidianidad, la solución puede visualizarse, como las fallas del sistema eléctrico, solo debe haber un conglomerado de voluntades. Esperemos.